Érase una vez un pueblo que caía en el vacío. Las personas, las cosas, los árboles, las casas caían y caían constantemente simulando un mundo flotante. Se trasladaban en aviones pequeños que no aterrizaban, claro, porque no había suelo;sencillamente paraban para que entrasen y bajasen los ciudadanos y seguian cayendo y parando en otro sitio.
Eso sí, todos los seres inanimados caían a la velocidad de la mayoría de los habitantes de este pueblo singular,es decir, que el Ayuntamiento no podía desligarse del pueblo y caer a otro ritmo que ellos.
Los ciudadanos de este mundo flotante caían y caían según su estado de ánimo: si estaban más tristes, caían más rápido, más en picado y si estaban alegres, felices o contentos, caían más despacito, muuuucho más lento, con lo que , en realidad, subían con respecto a los otros. Además, como no tenían que andar, en vez de pies, tenían.. polas, que eran una especie de bolas que culminaban sus extremidades inferiores.
Pues bien…todo se tiñe de negro, de miedo y preocupación cuando les llega un mensaje del pueblo de más abajo: LOS CIENTÍFICOS ANUNCIAN QUE EN EL PLAZO DE TRES DÍAS, TODOS LOS PUEBLOS QUE CAEN EL EN VACÍO LLEGARÁN AL SUELO…¿Y qué harán ahora Lavarito, Esquimela, el alcalde Fino Filipino, Nicodemo Meco, el inventor, profesor Francioni y demás habitantes de este pueblo?.
Arriba el cielo, abajo el suelo, un es el título de este relato escrito por Andrés Barba en el que se describe nuestro mundo real a través de claves de fantasía.
Caer al suelo, caer, algo a lo que se le tiene mucho miedo, una sociedad muerta de miedo por caer al suelo y que, al final, descubre que dedicándose a los otros y rompiendo el exacervado individualismo, se sienten más satisfechos, más felices y así, CAER, aunque sea inetivable, no es desastroso, no te aplasta, no significa el fin.
Arriba el cielo, abajo el suelo es el arte de contar con naturalidad y espontaneidad, es, como si allí mismo,donde y cuando lo estés leyendo, estuviera Andrés barba contándote la historia .Un libro en el que la acción continua y el dinamismo no solo forman parte del argumento, pues no paran de suceder cosas, sino de las propias palabras, que parece que saltan continuamente de los renglones de tanta vida que desprenden.
Editado por Siruela, Arriba el cielo, abajo el suelo es un libro que no os podéis perder si tenéis entre 9 y 99 años de edad. Es tierno y divertido, pues el humor es una clave que recorre todos los capítulos. Es fresco, espontáneo, TAN VIVO, que te tramsmite continuamente eso, vida, la vida misma.
