Los libros de la señora Jella es un álbum que rinde homenaje a la literatura infantil como salvavidas en momentos difíciles. Por eso queremos celebrar este 2 de Abril, Día del Libro Infantil y Juvenil, destacando su lectura.
«Volvamos a poner en su sitio este mundo del revés, empezando por los niños.
Ellos nos mostrarán a los adultos el camino a seguir»
Con estas palabras tan impactantes de Jella Lepman, en 1945, da comienzo la historia de este álbum ilustrado titulado Los libros de la señora Jella, editado por Juventud. Y especialmente hoy queremos ponerlo en valor, porque nos ayuda a divulgar la importancia de los libros en la infancia. Este libro rinde homenaje a una mujer inteligente, sensible e inquieta que, como muchos de nosotros, fue testigo del poder sanador de la lectura.
Escritora y periodista alemana y judía, Lepman volvió a su país del exilio al que la segunda guerra mundial le había obligado, con una misión encomendada, encargarse de la reconstrucción emocional de mujeres y niños con propuestas de acciones de índole cultural. Y vaya si se encargó, Lepman eligió a los libros como puente de entendimiento entre las personas y de curación de tantas heridas. Tenía claro que los libros serían el instrumento de encuentro, ellos harían de puente para volver a entenderse y construir un nuevo mundo. Y así fue como montó exposiciones por toda Alemania, con libros procedentes de donaciones de diferentes países del mundo.
En el álbum Los libros de la señora Jella se recrea toda esta maravillosa historia de encuentro con los libros a través de los hermanos Anneliese y Peter, que entran en la casa de los libros por casualidad. La señora les traduce algunos pasajes de los cuentos al alemán. Aparecen clásicos hoy de la literatura como Ferdinando, Babar, Pinocho, Heidi, Pippi …(muchos de ellos prohibidos por Hitler y quemados en las devastadoras hogueras de las plazas alemanas). Y los niños vuelven, porque quieren sentir el calor de las historias, quieren volver a soñar. Aparecen colas en la casa de los libros de la misma forma que hay colas para recoger comida gratuita.
Aunque no era poco lo alcanzado, Jella Lepman deseaba más, quería una exposición permanente y la consiguió en 1949, La Biblioteca Internacional de la Juventud, en Múnich. Una biblioteca que años más tarde se trasladó al Castillo de Blutenburg y que, tal y como cuenta el libro en su anexo, dispone actualmente de 30.000 libros de préstamos y más de 600.000 de consulta, en más de 130 lenguas. Además, esta mujer fue la precursora y fundadora de la actual Organización Internacional del Libro Juvenil (IBBY), junto a Astrid Lingren, la autora de Pippi.
Resulta especialmente hermoso en este libro, el decorado casi continuo de plantas y flores bellamente ilustradas que desfilan a lo largo de sus páginas. Añaden color, elegancia, alegría y dan fuerza y compañía al mensaje de esperanza tan potente que desprende esta historia. Y además, nos ha recordado a la gran poeta Emily Dickinson cuando decía aquello de «¿Tiene usted flores y libros, esos consuelos para el dolor?».
Hoy, en un contexto diferente, no exento de nuevos tipos de guerras y en el que también contemplamos y sentimos en ocasiones el mundo del revés, hagamos como decía Jella, EMPECEMOS POR LOS NIÑOS y que ellos nos sirvan de guía, en la esperanza de que un mundo mejor será posible.
No se olviden y disfruten junto a sus niñas y niños de la lectura de este álbum Los libros de la señora Jella. Y para quién desee ahondar en la vida de Jella Lepman, recomendamos este otro título editado por Creots , Un puente de libros infantiles.